28.6.07

IAHMP capítulo méxico: el otro acuerdo binacional

Ayer se presentó en el Museo de Arte Popular el Capítulo México de IAHMP, lo cual podría estar marcando una nueva tendencia en lo que se refiere a los negocios binacionales México-Estados Unidos. Para quienes todavía no conozcan esta asociación, la sentencia podrá parecer exagerada. Sin embargo, escribo esto con pleno conocimiento de causa: la International Association of Hispanic Meeting Planners, además de ser la asociación que congrega a los profesionales hispanos del turismo de negocios que operan en Estados Unidos, es el claro reflejo de cómo puede re-pensarse la incursión de latinos en los mercados del vecino país del norte.


Pero vamos por partes. La comunidad hispana es la más grande minoría dentro de los Estados Unidos, con más de 47 millones de personas. Más allá de ser un grupo de gran importancia social, los hispanos cuentan con un enorme poder adquisitivo, que va, además, a la alza: al día de hoy, la comunidad hispana en los Estados Unidos genera algo entre 700 y 900 mil millones de dólares anualmente (sí: ésos son once ceros). Esto quiere decir que los latinos, además de haberse convertido en un grupo de gran importancia social, han adquirido un papel fundamental dentro de la economía estadounidense.

¿Y eso cómo nos afecta, si estamos de este lado de la frontera? Supongo que lo primero será recordar que las famosas remesas (legales e ilegales) constituyen, de manera oficial, la cuarta fuente de ingresos del país; de manera extra oficial, hay quienes las posicionan en el primer puesto dentro de la economía nacional, aún sobre el petróleo… y, sí, el turismo. Además, hay que recordar que Estados Unidos es nuestro principal aliado comercial: con EU realizamos más del 80% de nuestras exportaciones e importaciones. En fin: creo que no hace falta recordar que cuando Estados Unidos estornuda, a México le da gripa. Como no hace falta recordar que millones de familias mexicanas dependen del trabajo realizado por su gente en el país del norte…

Pero así como no hace falta recordar la importancia económica que Estados Unidos tiene frente a nosotros, como país y como gente de a pie, tampoco hace falta recordar la polémica alrededor de este tema, sobre todo cuando se habla de migrantes. La falta de empleos, la franca invasión que estamos haciendo sobre ciertas áreas de Estados Unidos, los conflictos que esto ha generado: desde hostilidades por parte de los estadounidenses hacia los mexicanos, hasta la reconstrucción de un frente cultural que intenta por todos los medios hacer válida la posición del migrante.

Si dicha posición es válida o no, es otro cantar; lo cierto es que los migrantes existen, y lo más cierto (por lo evidente) es que las imágenes al respecto están distorsionadas. Los noticieros, de este lado, convierten la situación en un drama, a los migrantes en mártires y a los estadounidenses en monstruos. Del otro lado, los mexicanos son arrimados, los gobiernos inútiles y los estadounidenses violados. Con todo, las proporciones reales del tema muchas veces se omiten: México y Estados Unidos, como vecinos que son, tienen un enorme potencial para hacer negocios en conjunto, siempre que estas diferencias se vean en su justa medida, con beneficios y retos.


Es justo aquí donde entra el Capítulo México de la IAHMP. Como asociación, están congregando con una fuerza cada vez mayor a los profesionales hispanos de Estados Unidos; sin embargo, la existencia del Capítulo México permite pensar en una sinergia entre ambos países, además, como un medio para realizar negocios con el mercado norteamericano.

Las implicaciones no son pocas. Por un lado, la participación activa en el juego binacional, con una industria sólida y pujante. Por otro, la oportunidad de resarcir el conflicto de una modo cooperativo: que los mexicanos se vean allá como una fuerza, y que Estados Unidos se vea acá como una oportunidad.

Ayer, mientras cubríamos la toma de protesta de la mesa directiva de IAHMP Capítulo México, alguien nos decía que en México la percepción del “gringo” es torcida; que allá nos quieren, y consideran (por lo menos en muchas esferas) que es posible tener otro tipo de convivencia. Ojalá que este tipo de iniciativas sirvan para, efectivamente, dejar la frontera como un sitio de paso, y no de corte.

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